Hace unos días cuando me contaron que podría ser uno de los afortunados que fueron invitados a conformar parte del público para la pre-escucha del nuevo disco de Mägo, comenzaron a surgir las típicas dudas que tengo cada vez que me he enfrentado a un álbum nuevo, una sensación generada por preguntas del tipo “¿aún lo tendrán?” o “¿será algo novedoso o más de lo mismo?”; dudas que fueron gratamente respondidas a lo largo de la actividad gestionada por Chile de Oz, la Comunidad Oficial de fans en nuestro país.
Y la cosa es que nos presentamos en el lugar de la escucha, ingresamos a la sala, nos dan las indicaciones de la actividad y le dan play a un lyric video de aproximadamente 50 minutos, el cual capta tu atención desde el primer instante, y en donde comienza la misión de escribir este review para el público que, puede conformarse por seguidores de la banda, detractores de esta, o directamente haters que critican todo lo que hacen, a quienes, luego de vivir esta pre-escucha en primicia, les puedo decir que están errando el tiro u odiando injustificadamente.
Antes de dejarles mis apreciaciones, debo recordarles que este review está hecho desde una mirada más “musical y compositiva”. Y sin nada más que agregar, te recomiendo que te acomodes para leer, ya que suelo extenderme a veces cuando redacto textos de opinión
(pd ¡aprovecha de corregir tu postura!).
Comenzó la escucha y nos encontramos ante un telón con un fondo muy atractivo con colores azulados / violetas / carmesís difuminados en un color más oscuro predominante que van haciendo formas similares a la niebla que cubre un bosque a altas horas de la noche.
El video va mostrando los títulos de las canciones y los créditos de cada una, mientras que, quienes tomamos notas, hacíamos lo posible por llevarle el paso a todo lo que comenzaba a sonar mientras escribíamos los títulos de las canciones.
Alicia en el Metalverso
El disco comienza con su canción homónima, la cual inicia con un riff lento muy pesado en una afinación bajísima de cuerdas. De verdad que llegué a pensar que saldría el mismísimo Ozzy Osbourne de entre la niebla envuelto en llamas cuando pasaron del riff que acompañaba la poderosa voz de Rafa y su risa hacia la siguiente sección de la canción, no sin antes hacer un “shoutout” a la célebre página web “deseos.com”, que podría considerarse ya como “lore” de la banda.
Pasamos a una sección con flautas y violines que fácilmente pueden compararse con las melodías que tanto caracterizan a canciones como “Astaroth” o “Satanael”, que ya nos antepone y nos da una idea de lo que se viene durante los faltantes 11 minutos de tema. (Creo de verdad que en vivo junto con un buen juego de iluminación y efectos de humo se lograrán inicios de conciertos sumamente épicos).
Rafa procede a situarnos en el contexto de la historia según avanza la canción y nos encontramos con el coro de esta, la cual da la “bienvenida a Alicia al mágico país”, que luego regresa a la instrumentación de las estrofas para luego regresar nuevamente al coro, el cual sale hacia una estrofa que suena de cierto modo “más feliz”, pero te pega de golpe al final con un agudo de Rafa que te envía sin previo aviso a un riff pesado y rápido para hacerle frente a los guturales de la querida Diva Satánica, segmento de la canción en la que no pude hacer más que sonreír de gusto por lo que entraba por mis oídos (a la vez que mi lápiz iba a mil por hora).
Luego de esto nos presentan nuevamente la melodía del inicio del tema, que nos antepone a unos pedazos de solos que parece una conversación agresiva entre las guitarras de Jorge y Víctor, seguidas de los teclados de Francesco (con claras influencias de Dream Theater), que luego dan a parar a una melodía muy atractiva (la cual creo podría escuchar en algún nivel desértico del videojuego “Metal Slug”) que hacen en conjunto el violín, flauta y guitarra con un riff pesadísimo, siguiéndole una subida de tempo y nuevamente otro solo más (es que de verdad no se guardaron absolutamente nada).
Posterior a esa sección nos dan un corte que, desde aquí voy a definir como “el gutural headbanger” (que cuando ya tengan el disco en sus manos sabrán a qué parte me refiero). Pasado esto, Rafa queda solo junto a una guitarra acústica a la cual luego se le unen violín y flauta, dándonos un respiro con “aires medievales”, pero que repentinamente cambian nuevamente con un notas ascendentes que nos hacen pasar a un coro a muchas voces y nosantepone a una “típica melodía muy Mägo” atresillada y con todos los tintes celtas que conocemos, terminando en un fraseo de guitarras que me recordó mucho a Iron Maiden, pero que en vez de tener 3 guitarras, se apoya, como ya sabemos, en el trabajo de Moha con Josema.
Volvemos otra vez a las estrofas de la canción, en la cual ahora se menciona al Sombrerero Loco antes de pasar al mismo coro que oímos anteriormente, pero tocado a un tempo de batería más rápido, para terminar la canción con el último agudo de Rafa que nos sitúa avisándonos que “en el Metalverso estás”, el cual se pierde entre las notas del riff de guitarra que oímos en el principio, los que podrían ser considerados como un leitmotiv para el concepto de “Alicia en el Metalverso”.
Metalverso
(Continúa la escucha y ya habrás notado que me salté el número 2 correspondiente a “El Sombrerero Loco”. Entenderás que se debe a que esa canción no forma parte de la preescucha, pues ya ha sido lanzada en todas las plataformas).
Comienza la que es la tercera canción del álbum con un potentísimo solo de Jorge Salán, que se impone por sí solo y nos recuerda que ha vuelto en gloria y majestad, dejando en claro sus influencias a Steve Vai. A este solo responde Víctor de Andrés dejándonos escuchar su propio “freestyle” de solo, dejando caer un rico armónico antes de que comience “oficialmente” la canción con unos golpes certeros de Txus al redoblante dando paso a la melodía principal de la canción que va con un doble pedal ni muy rápido ni muy lento, que luego se une con el violín y flauta, pasando por el teclado de Chesco y finalizando en un punteo de ambas guitarras en conjunto.
La canción habla por sí sola. En ella se responde a todos los haters que creen que pueden echar abajo a una banda como Mägo (o a cualquier persona en general) con sus vacíos comentarios en redes sociales, agresiones verbales injustificadas o acoso en cada oportunidad que encuentran para hacer pasar una opinión por un insulto, para luego llorar que son bloqueados porque “no se les respeta su opinión”. Bueno, pan de cada día en redes sociales de gente falta de atención.
Es una canción que no requiere que se ahonde tanto como la que abre el álbum, ya que compositivamente no es tan compleja, pero sí permítanme decirles que es de mis favoritas del disco, que no ha necesitado de muchos arreglos y cambios para considerarla un temazo.
A lo largo de esta pieza encontramos un fill de batería de Txus corto pero preciso antes de uno de los coros, solos que responden a lo que la canción necesita, sin sobre extenderse ni dejando un gusto a que haya podido faltar algo (de hecho el final del solo suena exquisito a 2 guitarras con un punteo rápido), las melodías que canta Rafa son muy pegajosas (y en algunas partes la letra es bastante graciosa), el mensaje se entrega de forma concisa y clara a la vez que se acompaña en su mayor parte la canción por un doble bombo que suena muy
atractivo yendo en la mayoría de los segmentos sin voz de la mano de las melodías de violín y flauta.
Seremos Huracán
La cuarta pieza que nos entrega el disco comienza con unos compases de batería a doble pedal y un fill que suena muy potente, para luego pasar a la que será la melodía principal de la canción, que se desarrolla con un infaltable agudo de Rafa y nos envía seguido a un breve solo de guitarra para luego comenzar a contarnos la problemática que vive la protagonista, Alicia, y cómo enfrenta su cambio.
La canción me ha dejado con una impresión muy positiva. Debo destacar el mensaje que esta canción promueve, por lo que desde aquí, aprovecho de recordarles a todos esas personas que vemos frecuentemente en redes sociales apuntando a algunas personas por ser “seguidores de modas progresistas”, que Mägo no está cumpliendo con ninguna “agenda LGBTQ”, ni menos que se están pasando al -ya mencionado- progresismo. Al parecer han olvidado (o nunca supieron) que Mägo lleva más de 20 años apoyando a las personas de la
comunidad LGBTQ, y en esta canción que nos cuenta cómo Alicia vive el darse cuenta de que no se identifica con su género. Esto es una realidad, hay mucha gente que vive este proceso hace muchos años, pero que recién la sociedad nos estemos dando cuenta de esto es
otro asunto.
Volviendo a la canción en sí, es una de las que más esperaba, pues cuenta con la colaboración de Carlos Escobedo, reconocido músico y productor de España, quien es usual que cada vez que colabora con Mägo saquen canciones excelentes con un enfoque algo “oscuro” que usualmente terminan siempre siendo de mis favoritas, como lo han sido “Cadaveria” o “El Príncipe de la Dulce Pena (Parte IV)”.
Les puedo adelantar con seguridad que, a pesar de la participación de Carlos, no nos encontramos ante la típica canción más “gótica” o “lúgubre” (a lo cual algunos fans solemos asociar las canciones “Mägo ft. Carlos Escobedo”), sino que, cuenta de todos modos con el buen folk metal que siempre nos ha gustado y posee todos los tintes que siempre han hecho atractivas las canciones de la agrupación.
El coro podría considerarse como uno de estos nuevos himnos que tendremos para dejarnos la piel en los conciertos. Tiene la clásica estructura de una canción de Mägo. No por nada es uno de los singles. La voz de Rafa tiene varios versos doblados que suenan muy atractivos, los arreglos de guitarra son adecuados para la canción sin sobrecargarla de éstos. Al medio de la canción va una melodía de flauta y violín muy linda que va agarrando fuerza al repetirse con doble pedal, que luego pasa a los solos de guitarra que podrían considerarse como una “conversación” entre ellas, para continuar con una breve sección “tipo orquesta” que le da una base tranquila a Rafa para volvernos a hacer pasar nuevamente por el coro, el cual a estas alturas de la canción se hace mucho más emotivo, y termina con el mismo coro pero solo sonando con el acompañamiento de los teclados de fondo luego de un corte que hace Txus en un fill que termina con un potente sonido de baja frecuencia.
Como un Susurro
Esta canción comienza con un compás de batería breve que da unos golpes en el redoblante y toms. Me hizo pensar que era el comienzo de una balada que perfectamente pudo haber escuchado mi madre en su juventud. Nos deleita al comienzo con una suave melodía y arreglos de guitarra que luego se acompañan con el fantástico teclado de Chesco, quien después queda sonando solo para ambientarnos (tiene un aire a “Siempre” del ya lejano Gaia III, pero no porque la música suene parecida, sino que por el recurso de dejar solo sonando a la voz acompañada del piano).
En las partes suaves de la canción Rafa nos demuestra que no todo son agudos y pulmón, sino que nos entrega una faceta más calmada, que con la reverb que han utilizado suena a algo que un corazón pasando por una pena podría estar cantando en un episodio de soledad.
A medida que la canción iba avanzando, la ejecución de algunos fills y subidas de intensidad de ciertos pasajes me hicieron pensar que pudo haber sido una canción de Stratovarius, pues las ambientaciones de Chesco me dieron ese aire melancólico característico de las baladas de
esa banda.
O eso pensé hasta que a 3/4 de la canción hicieron un cambio repentino que ahora me sonaba a Sonata Arctica, otra de las bandas con su estilo característico, de lo cual también “le echo la culpa” a Chesco, pues son los teclados los que me hacen asimilar la canción a distintas etapas de las bandas que he mencionado.
La canción termina de una manera muy distinta a como comenzó, y la verdad es que fue un asombro el iniciar pensando que sería la típica balada lenta, y terminar deseando escucharla en vivo para poder disfrutar de otra manera el desplante de los musicazos que componen, hoy por hoy, Mägo de Oz. Comencé creyendo que era el turno de una de las típicas baladas que no pueden faltar, pero la verdad, es que todos en la escucha nos llevamos una inmensa sorpresa.
Luna de Sangre
Llegaba el turno de una de las más esperadas por la participación del gran Isra Ramos. La canción comienza de inmediato con la melodía principal de la canción en guitarra, que luego se acompaña de flauta y violín (clásico de Mägo), con un buen doble bombo de fondo.
Pasa a la primera estrofa, cantada por Isra, que luego es respondida por Rafa, dándonos un contraste de ambos cantables y su forma de aportar a la canción con sus sellos propios.
Acorde la canción va avanzando nos vamos encontrando con todos los arreglos instrumentales, de los cuales los que más disfruté fueron los de Chesco, pues se ha lucido tanto con acompañamientos de segundo plano como con melodías que le quedan muy bien a las voces.
El coro es algo doy por firmado que se les quedará en el subconsciente, tanto como la estrofa que va antes de la sección de solos, en los que no quiero abusar de la palabra magnífico (ni recurrir a todos los sinónimos de esta), pues me pondría a escribir demasiado, es mejor que vivan ustedes la experiencia y se contagien de la emoción que transmite esa melodía con aires a una pieza de alguna pieza de música clásica (capaz que incluso lo sea y es un detalle que estoy ignorando), pero de verdad que me ha encantado el dueto de Moha con Josema, que luego es seguido de un solo de Jorge que me dio una sensación “tenebrosa” con un gusto al “Fantasma de la Ópera”, que luego es complementada de la mano de Chesco, y pasa a ser acompañado de Moha y Josema, culminando en un coro de voces para retornar al coro de una manera épica y con un platillo china que suena muy preciso en cada golpe hasta desvanecerse en conjunto con la canción en su fade out.
Somos Hijos del Rock
Siempre existe una canción que puede considerarse “la diferente” al resto dentro del álbum.
Pero no te confundas, que no significa que sea mala, todo lo contrario. Pasa que se me ha hecho muy alegre en contraste a las canciones que nos habían presentado hasta el momento.
Comienza sonando el sólido bajo de Mainer junto con un juego de redoblante y bombo (en palabras poco técnicas, el clásico e infalible “TU – PA – TUTU – PA”) así como en “Dama Negra” o “A Marcha Das Meigas”, a los que luego se añade la guitarra, pronto acompañada del violín y la flauta. Cuenta con todo lo que una canción de este tipo necesita: una base rítmica sin muchos cambios, fraseos heavies de guitarra, una melodía celta para hogueras y una letra cantada con sentimiento. Solo le faltas tú y tus hermanos rockeros / metaleros.
Esta canción es un recordatorio para todos quienes hemos sido mirados como seres extraños por las personas autodenominadas “normales”, por seguir un estilo y por ser fieles a lo que representa la música con la que hemos crecido, y que hoy y en el futuro, nos seguirá acompañando. Es un canto a la música y a quienes vivimos para amarla.
Por si un día te pierdes
Cuando apareció el título de esta canción -no estoy bromeando- varios asistentes de la escucha se prepararon y sacaron sus pañuelos, pues sabían que se venía algo muy emotivo.
Ya sabemos que esta canción es una dedicatoria de Txus a su pequeña hija Leia, para cuando eventualmente él ya no esté físicamente con ella en su día a día.
Comienza con una ambientación muy celta con flautas y guitarra acústica con un pandero que ha quedado muy bien mientras acompaña a una melodía que te suena a nostalgia. Luego de un silencio, da paso a los versos cantados por Rafa, quien ha logrado que hasta a mí que no soy padre me llegara la letra. Empaticé con ella y me puse en los pies de quienes son padres. La música le queda espectacular y ayuda a acentuar los sentimientos que afloraban cada vez más según la canción avanzaba.
“Hoy quiero escribirte esta canción, por si ya no estoy cuando seas mayor, contigo mi vida siempre estaré, aunque a tu lado no me puedas ver”.
Al leer esto puede que creas que la canción va con un modo menor, pero, al contrario, es una canción que te suena a alegría y no a tristeza. Tiene de estas melodías que suenan en tu cabeza cuando ves pasar a la persona que amas, o que suenan en los créditos de una película feliz.
Me gustó mucho el detalle del final, y puede que esté equivocado, pero estoy muy seguro de que al final suena una ecografía. Habrá que preguntarle a Txus por ahí si han usado una ecografía de Leia o si solo es un efecto de sonido.
La Voz de los Valientes
Intentando aún dejar de lado las sensaciones a causadas por la canción anterior, durante el silencio antes de comenzar con la última pieza se sentían aún algunos sollozos de felicidad, los cuales fueron interrumpidos por una ambientación de Chesco que servía de acompañamiento a una dulce melodía cantada por la preciosa voz de Xana Lavey, que se anteponía a lo que sería la instrumentación del “comienzo del final” del disco.
En los primeros versos Rafa va cantando el contexto de cómo la historia llega a su final, guiándonos hasta el coro, el cual deja en claro que “somos la voz de los valientes”. A lo largo del tema cada vez que se repita el coro no dejará de sonar a “un llamado de atención y motivación” para quienes, a través de esta canción se les recuerda todo lo que hay fuera de la pantalla.
Después del segundo coro nos topamos con una sección melódica que nos lleva en una senda hacia un riff bastante heavy con unos armónicos que han quedado excelentes, acompañando unos compases exquisitos de batería, para luego dejarnos rendidos ante un solo rapidísimo de guitarra, el cual al terminar da un pase libre a Chesco para que haga lo suyo (y les aseguro que no se anduvo con pequeñeces, pues una vez más deja todo su talento en un par de compases), llevándonos a una parte más power metal en la que ejecutan una melodía de
teclado junto con dos guitarras. Luego vuelve Xana a darnos un último llamado en un fraseo que hace sola en una parte más tranquila de la canción y para después ser acompañada de un coro de fondo.
Finalmente volvemos a vivir el coro ahora con un par de acompañamientos musicales más que han calzado perfecto en la estructura de cómo ha sido compuesto y culminan en una épica salida cargada del clásico folk-metal-céltico que tanto nos gusta de Mägo (la cual tiene un parecido al final de “Tu Madre es una Cabra”).
Para terminar al 100% la canción y el disco, nos dejan con un break instrumental que vuelve a repetir las notas del riff principal de guitarras con el que comienza el disco (lo que mencioné al inicio como un “leitmotiv”), pero esta vez tocadas por un instrumento similar a una caja musical, las que se acompañan de una ambientación orquestal de cuerdas y un coro de voces que se pierde tras unos segundos en un fade out.
Pensamientos finales:
Al finalizar la canción que da cierre al disco, fue indudable la sensación de querer más, negándonos cada uno de los asistentes a nosotros mismos que ese era el final de la preescucha. Pero bueno, siempre es ideal dejar al público con ganas de más.
La percepción general del álbum por parte de los asistentes ha sido bastante positiva. En el disco encontramos canciones que fácilmente se convertirán en nuevos himnos de la banda, de esos que cantas a todo pulmón ya estés solo en casa, junto a tus amigos o con completos desconocidos viendo a Mägo en vivo. Y es que de eso se trata la música, gozarla y disfrutarla en conjunto.
Créanme que Alicia en el Metalverso trae consigo el aire nuevo que la Bruja buscaba encontrar, lleno de sorpresas gratas en un disco en el que las baterías suenan potentísimas, la voz de Rafa reafirma por sí misma gracias a su versatilidad e ímpetu que llegó para quedarse, Chesco nos deleita con todos los trucos que trae consigo (en el resumen suena a poco, pero creo que es quien más mencioné durante la reseña), Moha y Josema nos vuelven a maravillar con melodías preciosas, Mainer nuevamente se muestra sólido en cada precisa nota que ejecuta a lo largo de cada canción, y las guitarras hacen un trabajo formidable (personalmente déjenme decirles que hace muchos años cuando Jorge estaba antiguamente en Mägo, veía los videos de Víctor de Andrés en Youtube y siempre imaginé cómo sería que tocaran juntos, y pues, aquí me han quitado la intriga años después, y no estoy para nada decepcionado).
No me cabe duda alguna de que este álbum dará mucho de qué hablar, pues al finalizar de escucharlo puede que tú, al igual que yo, estés también -completa o parcialmente- de acuerdo con la afirmación de que nos encontramos ante uno de los discos más heavies que Mägo de Oz ha compuesto a lo largo de su trayectoria.
No me queda más que agradecerles a la banda y a Chile de Oz por haberme permitido ser
uno de los asistentes a la pre-escucha.
Hay Mägo para rato aún, y estaré cada minuto hasta el final.
¡Larga vida a la Bruja!