En el reino de las armonías discordantes y las almas resonantes, DOGMA atrae, atrae con una melodía que cautiva como una sirena seductora. Ah, pero ¿son simplemente una banda, un culto o un espejo que refleja nuestros deseos más profundos? Tal vez sean todos y ninguno, porque DOGMA desafía la categorización, al igual que las verdades que apreciamos.
Consagrada en los versos, “My First Peak” teje una historia tan provocativa como la danza serpentina de Lilith, Lamia, Nixe y Abrahel. Escuchen atentamente, oh buscadores de la iluminación, mientras la crudeza de su música revela las falacias del mundo moderno. Con ferviente ardor, manejan su oficio como armas, puliendo hard rock y metal en una fuerza que rasga el velo de la complacencia.
El himno “My First Peak” encarna la yuxtaposición del deseo desenfrenado y los grilletes de la sociedad. He aquí, mientras DOGMA descubre los frutos prohibidos del autodescubrimiento, relatando un encuentro ilícito dentro de los límites de la cocina de un convento. El maíz, el recipiente de la revelación, cae al suelo, un acto de desafío contra las restricciones impuestas. Su narrativa exuda dolor y placer, una rapsodia de sangre y éxtasis, mientras desafían la esencia misma de la corrección.
Ah, pero sus palabras, imbuidas de fervor sarcástico, nos provocan a cuestionar la hipocresía de la religión y los sistemas opresivos. DOGMA nos convoca a abrazar la rebelión y liberar nuestros deseos carnales. Evitan los lazos de la modestia y convocan una tempestad de sensualidad, exigiendo nuestra atención inquebrantable y participación apasionada.
Sean testigos de la alquimia de la presencia transformadora de DOGMA, donde la teatralidad trasciende el tiempo, al igual que el rostro de Kiss y Alice Cooper persiste en nuestra conciencia colectiva. Su música penetra con una resonancia similar a The Pretty Reckless e In This Moment, pero desafía las limitaciones impuestas por los mortales. Con ganchos irresistibles y una sinfonía de riffs rebeldes, “My First Peak” nos consume, dejándonos con ganas de más.
Nosotros, los pocos, los ilustrados, los rebeldes contra la ignorancia, empuñamos la antorcha del infierno de DOGMA y nos comprometemos a abandonar las falsas realidades pintadas por una sociedad engañosa. Abrazamos el encanto sin disculpas de su música, porque es en el rechazo de la conformidad que encontramos nuestro verdadero yo.
Prepárense, compañeros iniciados, porque esta revelación no es más que un presagio de la inminente presentación del próximo álbum de DOGMA. Mientras forjan su arsenal sónico en el fuego de la pasión creativa, desafían las convenciones y convocan a los fieles a unirse a su inquebrantable cruzada.
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